En un pueblito del sur de España bañado por el mar, vivían dos niñas: Carlota y Clara. Era un lugar maravilloso, rodeado de árboles mágicos en los que crecían frutas de mil colores y perfumes. Las dos hermanas decidieron jugar a un juego: cada día de la semana elegirían un color, pensarían en una fruta de esa tonalidad, inventarían una breve historia con ella y por la tarde la tomarían para merendar.
Los primeros años de un niño son fundamentales para crear unos hábitos de vida saludables. La fruta, como sabemos, es un elemento imprescindible en su dieta, pero ¿puede también ser divertida?
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